11S - Open Mind
Cuando supimos que Open Mind había creado un escape room sobre los atentados del 11 de septiembre, lo primero que sentimos fue inquietud. Es un tema sensible, reciente y profundamente doloroso. ¿Cómo se puede convertir una tragedia así en una experiencia lúdica sin caer en el morbo o la banalización?
Con ese miedo entramos… y lo que encontramos fue justo lo contrario.
"11S" es, sin exagerar, uno de los escape rooms más humanos y emocionantes que hemos hecho. Lejos de tratar el tema con ligereza, Open Mind ha construido un homenaje sincero, profundo y muy cuidado, que utiliza el lenguaje del juego para contarnos una historia desde dentro. Una historia con rostro humano, con corazón, con memoria.
Desde el inicio, la ambientación es brutal. No solo en lo técnico, sino en cómo te envuelve, cómo te traslada a otro tiempo y lugar con respeto y precisión. Cada rincón está pensado para generarte una sensación concreta. No hay efectismo innecesario: todo está al servicio de la historia.
Y qué historia. Las pruebas no son simples acertijos sueltos: están perfectamente hiladas con la narrativa, haciendo que avances no solo en la resolución del escape, sino también en la comprensión emocional de lo que ocurrió. Cada paso que das te mete más en la piel de los protagonistas, y cada logro tiene peso, tiene sentido.
Pero lo que realmente marca la diferencia es el final. Sin spoilers: es de lagrimita. Literal. No recordamos muchos escapes que nos hayan hecho llorar, pero este lo consiguió. Por su sensibilidad, por su enfoque humano, por cómo transforma el juego en memoria viva.
Salimos en silencio. Conmovidos. Con el corazón tocado.
"11S" no es solo un escape room: es un ejercicio de empatía, de respeto y de memoria colectiva. Una experiencia que demuestra que se puede hablar de lo difícil sin caer en lo frívolo. Y que incluso el juego, cuando se hace bien, puede ser una herramienta para honrar y recordar.
Gracias, Open Mind. Por la valentía. Por el cuidado. Por emocionarnos de esta manera.
